La hipótesis del siguiente trabajo plantea la idea del encuentro con la sombra
en la obra fotográfica de Lisa Giménez como forma de reconocimiento de la
artista, que involucra lo particular y lo universal en cuanto a las dimensiones
de conformación de un individuo.
“Lo que me sucede a mí es obvio que le sucede
a un montón de personas. En ese punto, lo
que trato es que el lenguaje que utilizo para
expresarlo haga que la obra sea más universal.
Que la obra no quede encerrada en mí misma”.
Lisa Giménez
Ana
M. Hertogue presenta el concepto de la
sombra como uno de los arquetipos
junguianos presente en todos los individuos de la humanidad que se configura como
“la parte de sí mismo impresentable a los demás” y que permanece en el inconsciente
personal. Constituida, según Carl Jung, por las frustraciones; situaciones
vergonzosas, dolorosas; temores e inseguridades, la sombra contiene todo lo negativo de la personalidad y de no ser
tomada en cuenta o asumida por la persona esta puede concentrar en sí gran
capacidad destructiva.
A
pesar de esto, si se le considera como ente
activo que hace su despliegue a través de diversas manifestaciones y es
integrada a la conformación del yo,
esta como energía al fin, puede ser transformada en creatividad y vitalidad.
Esta propuesta que surge al partir del trabajo de Rebeca Retamales Roja (2007) Encuentro con la sombra propia y la
autoestima, plantea que cuando “la parte oscura del alma” es integrada a la
personalidad, la confianza en las capacidades reales del individuo aumenta
potenciando así el desarrollo personal que convierte lo destructivo en
constructivo. Esta transformación implica un encuentro con esa parte oscura.
Encuentro que por definición amerita la confrontación con uno mismo y que por tanto
no sólo requiere valor sino que también necesita que surja de una voluntad de
cambio que motive con esto el conocimiento de uno mismo, el re-
conocimiento.
Este
conocimiento de la sombra es
planteado por Roberto Bly (1991) como algo que no puede pasar de forma directa
de lo inconsciente a lo consciente por permanecer esta conecta con las
profundidades del individuo. En el caso de la obra de Lisa Giménez, ese
atravesar por el mundo implica una mediación generada desde la fotografía. En
este sentido, la obra de Giménez se considera una forma de confrontar o de
convivir con esa sombra personal por
lo autorreferencial de su obra. Convivir que trae consigo, por ser expresada y
materializada, el gesto de compartir con el otro, con que aquel que se sitúa como
espectador para que este sirva de acompañante.
Para
la artista “no se trata de una necesidad de sacármelo de adentro, es algo que
me parece muy natural de expresar. En el arte, encuentro el medio para expresar
lo que me pasa, que de alguna manera no me puede estar pasando a mi sola, es
una manera de comunicarme con el otro”. Esta
compañía compartida es fundamental para general el valor antes mencionado que
requiere el encuentro con “esa cosa oscura que reconozco mía” como decía
Shakespeare, necesario para conectarse con lo superior y lo creativo.
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