A Shklovski no lo buscaba. No lo conocía. Ni siquiera puedo decir que sabía que eso que me atrajo de él, su estilo, es lo que me atrae en general. Acotadas frases que envuelven grandes temas, dejan al lector libre en la organización del material. Acotadas frases cargadas de teoría, de aporte. De reflexión. De honestidad y transparecia. Eso fue lo que me enganchó. Aquel chico de la Librería Norte fue quien propició el encuentro. Esta gente, y con esto hago un gran paréntesis, es la version contemporánea de la imagen que tenemos de los libreros. Estos chicos, con formas asceleradas para presentarse con las palabras, han desarrollado el ojo preciso para dar recomendaciones, acertadas, a un visitante no asiduo del lugar. Para aquellos que, como yo, no hemos desarrollado mayores vínculos de compromisos con lugares, gustos y vida, esta librería se presenta siempre como un lugar ajeno y agradable, del cual salir con sonrisa en boca y libro en mano. A mi me pasa lo siguiente con los libros
es un espacio de reflexión, de crítica y producción de textos con contenidos acerca del arte contemporáneo. Busca ser una bitácora que de cuenta de un recorrido físico, mental y espiritual -en la medida en que se pueda- por las diversas manifestaciones que ocurran en el entorno de esta autora. Lo único que persigue con esto es mejorar, a través de la práctica, los metadiscursos acerca del arte y de las producciones artísticas, que en este espacio-tiempo se generen.