"Se trataba a fin de cuentas de una economía de escasez. No descartemos que también estuviera escasa de sentimiento profundos." p.46
Una categorización arbitraria del libro: Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos de John Berger a partir de unir lo subrayado Apartado Segundo: Inmigración-arraigo-destierro “Partir est mourir un peu” Existe un momento en el cual la ciudad que te contiene ya no te nombra. No te toma en cuenta. Te va dejando en el centro de la periferia. A pesar de que se mantengan “ciertas fuerzas elementales que eran reconocibles; y también algunas personas (…)” una vez que regresas, te sabes ajeno en ese contexto. “La emigración no sólo implica dejar atrás, cruzar océanos, vivir entre extranjeros, sino también, destruir el significado propio del mundo y, en último término, abandonarse a la irrealidad del absurdo.” El emigrante queda inválido, con la esperanza de una simpatía que no comparte códigos. Sin embargo, queda. Queda en el “hogar sustituto” el cual se ha edificado con bloques de costumbres adaptadas, con nuevas palabras que incorpora esperando sea el mejor aglutinante.