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“Contigo puedo imaginar un lugar en donde ser fosfato de calcio es suficiente” John Berger

Una categorización arbitraria del libro: Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos de John Berger a partir de unir lo subrayado

Apartado Primero: Amor Siempre primero

“Contigo puedo imaginar un lugar en donde ser fosfato de calcio es suficiente”
El amor es aquello que encuentras y te transforma “Con tu aparición cambiaron todas las cosas (…) El mundo de circunstancia y contingencia al que había nacido muchos años atrás se convirtió en algo parecido a una habitación. Estaba en casa.” Es aquello que te motiva a compartirlo todo, a compartir la nada “ese nada que dividimos en dos // y tragamos con un sorbo // de la única botella”. Es aquello que sobrevive “adioses”. Es lo que mantiene unido al dolor y al placer.

“Como tú sufro
la negra separación permanente
¿Por qué lloras? Mejor dame la mano
y prométeme volver en un sueño.
Tú y yo somos un monte de dolor.
En esta tierra tú y yo jamás nos encontraremos.
Si pudieras tan sólo enviarme a medianoche
por medio de las estrellas tu recuerdo”

Es la utopía de la presencia constante, es la “presencia multiforme”, es el país para el desterrado. Es el conocer al otro impredecible. Es quien con cada cosa que hace, te vuelve a enamorar. El amor está encarnado por aquel que con su compañía discreta, a veces confundida por indiferencia, sigue en presencia. El amor es esto como ideal. Es la cama compartida. Es el abrazo que no cambia. Es eso que “dura lo suficiente”. Es lo que se enfrenta a la realidad y no permite que lo acorrale. Es la menor distancia entre una voz y quien la escucha. Es el no recuerdo, el presente constante. Es el movimiento de uno mismo y la quietud serena del que llega. En este tipo de amor “Todo avanza hacia el final” e “Indiferentes al desenlace, los poemas cruzan los campos de batalla, socorriendo al herido”. Es lo que nos conmueve por diferente en sensación. Es la capacidad de encontrar historias en las estrellas. Es la biblioteca con libros marcados.

“Por la camisa colgada en el respaldo de la silla
sé esta noche
cuántos años
de aprender de memoria
te he esperado”

Es vencer a la muerte con el cuerpo como única arma. Es la exigencia de un todo desequilibrado en donde “ni tus ojos, ni los míos // tanteándose en la noche // muestran signos de vértigo”. Es la coexistencia de instantes. Es leer sobre el otro en letras ajenas. Es un dolor que no puede ser. El amor es la pérdida del cerrojo. Es el tiempo olvidado. Es conocer al otro cada vez que cambia. “Es algo más profundo que cualquier predilección personal (…) Lo opuesto amar no es odiar, sino separarse”.
No olvides lo que es. “Oh memoria, consérvalos como eran. // Y de este amor mío, Memoria, // Tráeme esta noche cuanto puedas.”

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