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Entrevista a Lisa Gimenez

Hace poco, con motivo de una entrega para la materia Curaduría II, tuve la grata oportunidad de conversar la fotógrafa argentina Lisa Gimenez acerca de su trabajo. Acá les dejo un poco de esa charla que tuvimos, para que conozcan no sólo su trabajo sino también su forma de pensar y de referirse a ella misma. 

Una gran experiencia, en un lugar muy acogedor, en una tarde de primavera fresca en Buenos Aires. 

Buenos Aires-Argentina 11 de octubre de 2012


Gabriela Insiganres: Lo primero que me gustaría saber es si las obras que componen las series Tamaño real, Genética y Las palabras y mis cosas tienen que ver directamente contigo en cuanto a los elementos que se encuentran presentes.

Lisa Giménez: Sí, digamos que soy como autorreferencial. No trabajo con los grandes temas universales, ni políticos ni sociales, sin embargo parto de la idea de que lo que me sucede a mí es obvio que le sucede a un montón de personas. Digamos, que en ese punto el lenguaje que utilizo para expresarme hace que la obra sea más universal. Que no quede tan encerrada en mí misma que sea imposible de leer por cualquier otro. Esto viene bien a colación justo por un tema que hablábamos con Dani que era esta necesidad contemporánea del texto que acompaña a la obra y como eso puede cambiar la lectura que uno tiene. Podríamos pensar entonces, cómo en algunos casos la obra es tan cerrada en su experiencia, tan personal que es imposible llegar si no es a través del texto. Después con eso te podés engachar y comprenderlo. Justo le estaba diciendo, que por ahí esa podría ser mi intención, lograr que la obra tal punto de autonomía que haga que no importe si viene el texto o el concepto dado, que sea independiente. Que vaya para el lugar que cada uno le quiera dar pero que en cada lugar se pueda encontrar un sentido, que cada persona le pueda encontrar un sentido. Respecto de estas obras y de estos montajes, vos por ejemplo hablaste de las sombras y sin embargo no son sombras. Digamos que eso es lo que me interesa, no importa que una persona lo lee desde un lugar diferente al que yo lo plantee, es válido igual.

G: ¿Desde dónde abordas entonces la figura de lo desdibujado en estas series?
L: Yo suelo tener algunas máximas que definen la obra, con respecto a la serie  Tamaño real frase que dice “Ocsilo sobre mi eje como un edificio que se mueve para no romperse” y me sentó muy bien porque incluso desde lo técnico tiene una relación. Es una sensación, más que un concepto, yo soy una persona muy estructurada que trabajo de manera muy metódica y esta obra rompe esa pulcritud y limpieza de las series anteriores. Me parece que es como llegar al punto en que te das cuenta que sin un margen de flexibilidad no podés sostenerte. Ese oscilar se puede interpretar de esa manera, no se puede tener esa rigidez. La verdad es que una obra que hace un quiebre con respecto a las anteriores si bien igual sigue siendo autorreferencial.

G: En esta serie de Tamaño real ¿quién es la persona que aparece?
L: Soy yo, pero no importa que sea yo, y es así porque no sé si podría encontrar la manera de que otra persona expresara lo que yo quiero. Lo pensé, te lo comento por eso, a nivel técnico es muy dificultoso lograr eso, soy yo delante de la cámara y si no tuviera nadie que me ayudara, que en este caso fue mi socio, tendría que estar con el disparador al mismo tiempo que adopto la posición y eso sería bastante dificultoso, entonces en algún momento pensé y me pregunté si eso era necesario, si no podía llamar a alguien pero me parece que todos los cuerpos tienen un amaneramiento que son como propios, sería como imposible. Podría funcionar que otra persona haga lo que yo le pida pero me parece que perdería un poco de la esencia de la obra. En general, en este trabajo es como la primera vez que me permito no pensar tanto en lo que estoy haciendo.

G: Incluso podría ser un pensamiento de antemano que liberas al momento de la ejecución
L: No, en el caso de estas piezas no funciona el pensamiento previo. En este caso sólo se conecto por la emoción.

G: Me podrías comentar un poco acerca de la técnica, me llama la atención el soporte de acrílico
L: En cuanto a la imagen se realiza con tiempo, fotografía de aprendiz por así decirlo, abertura del obturador. Al acrílico llegué después de las tomas, ahora hay muchos soportes para trabajar y en realidad yo no soy muy amiga de estar probando todo lo que se presenta en el mercado como por probar el material, pero después de haber visto las fotos y ya ahí sí pensando cómo podría sacar la imagen del espacio bidimensional dije que este soporte me puede ayudar a la construcción de la imagen y es otra obra que me permite estas instalaciones porque así la lectura es completamente distinta. Más allá de las obras individualmente las instalaciones son como escenas generales que se pueden leer como una sola pieza.

G: ¿A qué se debió el uso de escala natural 1:1 en esta serie?
L: No se trata de fidelidad porque también es válido alterar la realidad, digamos que sentí que en ese tamaño podía transmitir la carga que yo le estaba pendiendo al trabajo, si lo disminuyo no va a tener la misma presencia.

G: ¿Cuál sería el sentido de este efecto de  blur de las series anteriores?
L: Siempre tiene que ver con la memoria. Yo en la muestra de Mis palabras y mis cosas había tomado una parte de un texto que dice “La memoria como garante de la identidad” y habla de cómo en realidad son tus recuerdos los que definen tu carácter, el tema es cómo interpretamos los recuerdos. Los recuerdos están como atravesados por montones de fantasías, ¿cuán reales son los recuerdos? Entonces ese fuera de foco, esa cosa que mezcla cosas que son reales y que al mismo tiempo están cargadas de sentimientos, anecdotas y eso con eso que uno va componiendo su propia historia que en algún punto pasa a ser fantástica. En esa serie yo coloco objetos y cito frase que es obvio que no puedo recordar. Son cosas que me las contaron, me las repitieron y yo siento que las recuerdo y no. Es una imagen lo que hice de ese recuerdo.

G: En tus primeros trabajos también abordas estos temas?
L: En las series anteriores, que además no están en mi página web, y en estas también está presente más que todo esta ambigüedad de la ausencia y presencia que tiene algo que ver con el recuerdo. En todas las fotos me parece que se puede percibir que hay alguien o algo que falta.

G: ¿Considerarías que es algo de ti lo que falta, algo que no has querido revelarle a la gente?
L: Sí, en realidad es ambiguo porque podría ser una presencia realmente, alguien, alguna entidad que sea la que falte y también podría ser una parte de uno como algo que te termine de definir. Por eso digo que es ambiguo, porque está ausente y está presente por contraposición. Yo no lo uso como catarsis, no es que lo tengo que hacer porque deba sacármelo de adentro. En cambio me parece muy natural expresarlo, esto es lo que me pasa y esta es la forma que tengo para expresarlo no es que me sea necesario. Encuentro en el arte una forma de expresar lo que me pasa que de todos modos cuando me pasa a mi no me está pasando solamente a mí. Es una manera de comunicarme con el otro. Es lo que tengo para contar. 

G: En cuanto a las series que vienen, ¿estás trabajando con un formato similar al de Tamaño real?
L: Con esta serie se me abrieron muchísimas posibilidades, si bien en la muestra de Mis palabras y mis cosas también se trataba de un montaje muy espacial más allá de las paredes, con Tamaño real  se podría decir que ya son instalaciones y siento que me estoy yendo, no es que voy a dejar la fotografía, por ahora me sigue acompañando por lo menos como recurso básico de los trabajos pero lo que sigue a esto que igual toma un poco de todos los trabajo son objetos directamente, cada vez queda más lejos la fotografía pero igual sigue siendo mi materia prima. Sin embargo el trabajo es quien pide el formato para desarrollarse.

G: ¿Existe en tu obra algún mensaje o justificación?
L: No a priori, no puedo pensar que lo que estoy haciendo es un mensaje. Yo creo que una vez que las cosas están dadas eso sale. Hay una necesidad de la gente en ver y recorrer arte y está por ahí el punto, no es que yo tenga un mensaje para darle a alguien. Hay cosas que me parecen como muy difíciles de categorizar, me parece que hay algo en el artista, en el hacer arte que exige la exhibición y me parece que no es sólo narcisismo, creo que exhibir la obra enriquece tu trabajo y enriquece los caminos de razonamiento, llega un punto en el que es necesario mostrarlo. Cuando empezás a mostrar te das cuenta de que la obra se nutre con las lecturas, con las conversaciones y eso se le hace indispensable a la obra, pero eso no es porque haya un fin qué mostrarle a las personas. Si uno piensa que el arte es el reflejo de lo que sucede en una sociedad dada siempre hay un mensaje que no se ve hoy. Algún día dentro de 200 años las obras que trasciendan de la sociedad actual van a justificar el hecho de su existencia y no tendrán un solo aspecto.

G: ¿Tendrás algún referente que te ayude a construirte y construir esta obra tan personal, algo que te movilice?
L: Me es difícil pensar en uno solo, desde mi papá traigo lecturas de Nietzsche, Camus, acerca del absurdo, digamos que son como inspiradores. Hay un libro que me marcó desde mi adolescencia, uno muy común que es de Herman Hesses El lobo estepario. También hay una frase que define mucho mi carácter y no me la acuerdo tal cual pero que dice “… prefiero como esos cimbronazos en la vida antes que vivir en esa tibia temperatura de estufa” y para mí eso significa que las cosas que suceden realmente te generan algo. En ese sentido soy como un poco extrema y por ahí eso me afecta de manera negativa pero por otra parte siento que me nutre completamente. El mito de Sísifo también es una lectura que ha influido mucho en mí y es un poco de lo mismo, llegás y te volvés a caer. 

Tamaño Real (2011)

página web: www.lisagimenez.com 


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