Fue en la cátedra de Curaduría II cuando entendí de qué iba esta práctica. Mi profesora, para ese momento Claudia Porcellana, comentó que una curaduría debe ser vista como un medio de comunicación más y allí la cosa hizo click. Ya casi al final de la presentación de ese día entendía que mi elección no había sido tan arbitraria como pensaba sino que era parte de un proceso de formación que iba desde mis últimos años de formación secundaria, al proyectarme como comunicadora social hasta el momento de elegir emprender una segunda carrera de la cual tenía poca idea llamada Curaduría y gestión de arte.
Y es que más allá que el armado de una exhibición, la curaduría vista como una profesión teórica-práctica sirve de medio para materializar de manera teórica vínculos y reflexiones que de otra manera quedarían en meras asociaciones intercambiadas oralmente con el par de amigos que asientan con interés los postulados y las referencias visuales de otros, profesados por un individuo considerado hasta el momento como un pensador pasivo cuya palabra rizoma le guiña el ojo.
En este sentido, el interés por la obra de José Ignacio Cabruja que se desplaza por escenarios aledaños al teatro, influyó de forma indirecta como filtro con el cual ver los imaginarios visuales que tuvieran como centro la ciudad de Caracas. Con esa predisposición teórica me vinculé con la obra de Dalia Ferreira, una fotógrafa con una propuesta digital que se apoya en la intervención cromática y de amontonamiento con vision crítica y movilizadora. Su propuesta y su disposición de crear nexos con su obra y otros imaginarios fueron los motores para llevar a cabo la muestra Caracas siempre al norte, mientras tanto y por si acaso en la ciudad de Buenos Aires en julio de este año.
Esta publicación digital busca en primera instancia formar un archivo personal que permita dar continuidad a la materialización física de este proyecto para seguir pensando y mejorando el qué hacer de esta profesión.
TEXTO CURATORIAL
CARACAS siempre al norte, mientras tanto y por si acaso
Caracas no existe, afirmaba Cabrujas. No existe como ciudad de piedra que contiene a sus habitantes. No existe como ciudad simbólica que se percibe por su individualidad. No confiere sentido. Caracas, dentro de la clasificación de Corrado Beguinot sería sólo una ciudad de relaciones. Un lugar funcional. Un lugar que no es consecuente con sus caraqueños ¿o sí? ¿Qué podríamos decir de Caracas si no una cuidad estética itinerante de la cual poco participamos?
Y es que Caracas se devela así, desde adentro, desde su casa, quizás desde su gente híbrida, nómade de espíritu. ¿Qué sabes, tú foráneo de estos límites, de este milagro petrolero del norte?, no mucho más que el habitante de sus entrañas que busca salir de ahí de cualquier manera. Seguimos la línea de José Ignacio Cabrujas cuando expresa: “Caracas siempre fue un lugar de paso, un lugar intermedio, en sus orígenes no fue sino un sitio para quedarse apenas, un tránsito para ir hacia el sur: pasar por aquí y seguir avanzando”. Caracas es provisional, como nosotros. Si no lo sabía, pues mucho gusto.
Aquella cosa humana por excelencia, cómo clasifica Levi-Strauss a la ciudad, se manifiesta en Caracas como un espacio inestable por excelencia. ¿Es esto quizás lo que la convierta en humana? Empecemos por esto para reconocer y validar su imperfección. Imperfección que nos hace auténticos, imperfección vuelta incertidumbre que se transmite a quien se nos acerca. “Caracas se inhibe al turista porque se trata de una ciudad carente de facciones ciertas” Sin embargo, ahí están
ocultas, todas aquellas maravillas imperfectas, todas superficies amontonadas que tratan de darse lugar en la transitoriedad.
Dalia Ferreira (1966) es una fotógrafa venezolana que busca y se busca entre fugacidades, entre montones de edificios y de imagines a través de la intervención fotográfica digital. Su collage es una acción que persigue la reacción del que mira, del que conoce y del que no, para que cualquiera se inquiete tanto como ella. Para que cualquiera busque algo que reconocer. Ese algo siempre existe, una ventana, un desespero, un artilugio o una soledad que genere empatía, apego o destierro compartido. Ferreira, llega a Buenos Aires, Argentina por primera vez después de exponer en Nueva York, Londres y Frankfurt para develarnos y compartir su version de esta incóginta ciudad.
CARACAS siempre al norte, mientras tanto y por si acaso
Caracas satelital
Que se trata de un valle y de unas gentes
Y de un lugar de paso
Que nadie vino para quedarse demasiado (…)
(…) Siempre al norte, mientras tanto y por si acaso.
Extracto de Historia Sentimental del Merengue
Letra: José Ignacio Cabrujas y música de Juan Carlos Núñez
1978.
23 Gritos (2012)
Luna Lionza (2013)
Perdida (2013)
Colgada (2013)
La libertador (2012)
Caracas cautiva (2013)
Round Trip (2012)
El Manjar(2012)
Avalancha (2012)
"Puedo evocarla por los sonidos, por los ladridos, por las voces, por los latidos del corazón, por mi intimidadamenazada en esa aventura, pero jamás por la arquitectura que recorrí."
José Ignacio Cabrujas en Ciudad escondida 1990.
La mano adivinadora (2012)
La invasion 2 (2012)
Ciudad Cúbica (2012)
La experiencia se puede decir que fue como una de estas fotografía, angustiosa pero familiar, en un lugar extraño que se ha convertido en casa, amontonada de imprevisto pero de muchas manos amigas que hicieron de esto algo possible. El montaje? una experiencia que sin la ayuda de mi gran amiga detallista María Inés Hurtado, del apoyo de mi Hermana Astrid Insignares y demás compañero nocturos que se presentaron con la buena voluntad de pasar frío invernal, no hubiese sido posible.
Numerosos contratiempos resueltos, se ven disminuidos por el peso del aprendizaje que implica salir por primera vez a una práctica ajena que se convierte poco a poco en lo que me conforma como individuo. Nada como tener encima cinta adhesiva y la alegría de ver la resolución en sala para sentirse conforme. Gracias a Dalia por la confianza, gracias a los amigos por la sorpresiva asistencia. Gracias Cabrujas por tus palabras.
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